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Intel está trabajando en GPUs de gama alta

Intel lleva unas semanas dando de qué hablar, aunque su jugueteo con el mundo de los gráficos parece ser lo más recurrente. Fue precisamente hace unos días cuando se anunció la colaboración de Intel y AMD para sacar un chip que integrará una CPU Intel y una GPU AMD.

El mercado de las tarjetas gráficas lleva unos meses bastante calentito por la (esperemos) moda pasajera del minado de criptomonedas. Eso ha provocado un aumento de precios por la falta de oferta. En realidad Intel tiene su propio sistema GPGPU que bien podría hacer ese trabajo, pero su precio es demasiado elevado ya que va destinado a centros de datos.

Además, el mundo de las tarjetas gráficas ha venido siendo muy suculento gracias a una evolución continua de la tecnología. Es de los pocos resquicios que tiene todavía la ley de Moore, y una tecnología tan cambiante se traduce en un mercado dinámico generación tras generación.

El único inconveniente es el mismo que tiene cualquiera que quiera adentrarse en la fabricación de hardware doméstico desde comienzos de este siglo: las enormes barreras de entrada. Para desarrollar una GPU de gama alta competitiva partiendo casi de la nada son necesarios unos recursos monstruosos.

Pero Intel es un monstruo con liquidez rebosante que probablemente empieza a verle los dientes al lobo del mercado de los procesadores domésticos, donde ya no se cambia tanto de micro por el estancamiento tecnológico y donde los clientes se han reducido básicamente a empresas y entusiastas.

Raja Koduri que era el jefe de los gráficos Radeon hasta hace un par días, ha decidido saltar de empresa y ahora forma parte de Intel, por lo que la compañía empieza con algo importante cuando no se tiene experiencia en algo: contratar a alguien con experiencia.

Evolución de los gráficos Intel desde Ivy Bridge a la actualidad

Sin embargo, Intel no es una completa novata en GPUs. Desde finales de los 90 ha tenido soluciones integradas comenzando por la i740 que se usaba en plataformas Pentium II con un rendimiento incluso decente comparado con gráficas dedicadas de gama baja. Desde entonces sólo se ha centrado en la gama más baja y en ningún momento ha pretendido ser alguien en lo que a gráficos se refiere.

A día de hoy cuenta con tecnología relativamente avanzada en su Gen9.5 que en funcionalidad puede rivalizar con opciones de AMD y Nvidia aunque en rendimiento todavía está lejos. Esto podría ser un buen punto de partida.

Pero la realidad es que todavía no se sabe qué va a pasar: si se va a basar en productos actuales o va a crear algo desde cero. Y esa decisión es importante desde el punto de vista del tiempo que tardará una tarjeta gráfica dedicada de Intel en ver la luz. Si se basa en su última generación de iGPUs, podría parir su primera GPU de gama alta en unos cuantos meses pero si va a empezar desde cero, probablemente no veremos nada hasta la primera mitad de la década que viene.

En cualquier caso, después de muchos años de aburrimiento en algunos sectores de la informática doméstica, parece que el cotarro se está animando: vuelve a haber dos competidores en la gama media-alta de procesadores y ahora podría aparecer un tercer jugador en la cuasimonopolística escena de las tarjetas gráficas.

Vía Anandtech.

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