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Carta abierta a Intel de Andrew Tenenbaum

Al creador de MINIX le han hecho un feo desde Intel. No ha sido nada ilegal porque usa la licencia de Berkeley que da más libertad que la GPL, pero tampoco ha sido de muy buen gusto.

Tenenbaum, la eminencia en el desarrollo de los sistemas operativos que protagonizó un gran debate con Linus Torvalds hace bastante que todavía hoy tiene su eco, ha escrito una carta abierta a Intel denunciando lo que ha sido una jugada de mal gusto y ciertamente innecesaria por parte del desarrollador de chips. El mensaje va dirigido a Brian Krzanich, el director ejecutivo de Intel.

«Estimado señor Krzanich,

Gracias por poner una versión de MINIX 3 en el chip del management enngine ME-11 que se usa en casi todos los ordenadores de sobremesa y portátiles del mundo. Supongo que eso hace a MINIX el sistema operativo para ordenadores más extendido del mundo, incluso más que Windows, Linux o MacOS. Y ni siquiera lo sabía hasta que leí una nota de prensa. También aquí, aquí, aquí y aquí (en holandés) y en otros muchos sitios.

Hace años supe que Intel tenía especial interés en MINIX 3 cuando uno de vuestros equipos de ingeniería contactó conmigo sobre un proyecto interno secreto y me hizo una gran cantidad de preguntas técnicas sobre MINIX 3, las cuales respondí con gusto. Me disteis otra pista cuando vuestros ingenieros me empezaron a pedir que hiciera cambios a MINIX 3, por ejemplo, haciendo que consumiera menos memoria y añadiendo #ifdefs en algunas partes del código para poder reducir el consumo de memoria de una forma más selectiva deshabilitando una serie de características que no siempre eran necesarias, así como el soporte para la coma flotante. Esto hizo al sistema que era muy modular ya que casi todos los sistemas operativos se ejecutan como una colección de procesos separados (normalmente en modo de usuario), los cuales se pueden incluir o excluir en la compilación, como sea necesario, haciéndolo incluso más modular.

Otro indicio fue la discusión sobre la licencia. Dije implícitamente que el hecho de que MINIX 3 usara la licencia de Berkeley era muy importante. Ya he pasado por esto antes cuando algunas compañías me han dicho que odian la GPL porque no están interesados en invertir una gran cantidad de tiempo, energía y dinero en modificar un trozo de código y luego dársela gratis a sus competidores. Estas discusiones fueron la razón por la que puse a MINIX 3 bajo la licencia de Berkeley en el año 2000.

Después de esa explosión de actividad inicial, durante un par de años hubo silencio de radio hasta que leí en los medios (ver arriba) que una versión modificada de MINIX 3 se estaba ejecutando en la mayoría de los ordenadores x86 dentro de los chips de Intel. Fue una sorpresa. Por supuesto, no me importa y no espero ningún tipo de pago ya que no es necesario. Ni siquiera hay una sugerencia en la licencia que diga que algo así sería de agradecer.

Lo único que hubiera estado bien es que después de que el proyecto hubiera terminado y el chip se distribuyera, que alguien de Intel me lo hubiera dicho, sólo por una cuestión de cortesía, que MINIX 3 probablemente ahora era el sistema operativo más usado en el mundo en ordenadores x86. Desde luego eso no era necesario pero creo que hubiera sido de educación darme un aviso, eso es todo.

Sólo añadir que esta noticia reafirma mi punto de vista sobre que la licencia de Berkeley proporciona la mayor cantidad de libertad a los potenciales usuarios. Si quieren publicar lo que han hecho, perfecto. Por supuesto, que lo hagan. Si hay buenas razones para no publicar el código modificado, también estoy bien con eso.

Sinceramente,

Andrew S. Tanenbaum»

Con esta cantidad de dardos envenenados, Tanenbaum parece querer decir que la licencia de Berkeley efectivamente favorece el desarrollo de software derivado para proyectos comerciales como indica este ejemplo, pero que esa libertad debe tener un límite por cortesía, un límite que consiste sencillamente en agradecer el trabajo que se ha hecho.

Y de una forma muy sutil también parece querer decir que la licencia GPL no tiene los inconvenientes de la Berkeley. Y uno de esos inconvenientes es precisamente tener que preocuparse por estas situaciones. Con este tipo de actitudes, los desarrolladores que consiguen un beneficio económico a costa del trabajo de otros (de una forma legítima), se arriesgan a que en el futuro algún otro desarrollo libre decida elegir una licencia más restrictiva, sólo para evitarse preocupaciones banales. O como se suele decir por aquí, «haz lo que quieras pero tu sabrás…»

La carta original se puede leer en la página del profesor en la Universidad Libre de Amsterdam.

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