En estos momentos se está decidiendo si relegar a un segundo plano la compilación para i686 de Fedora y dar prioridad a la edición de 64 bits.
Desde hace unos 10 años, todos los procesadores x86 se han vendido con soporte para 64 bits pero la evolución en el uso de la extensión de microinstrucciones y el bus de direcciones de 64 bits ha sido muy lento, en gran parte debido a la falta de compatibilidad con binarios y bibliotecas antiguos pero también por la lentitud de la industria en ofrecer software que requiera/aproveche los 64 bits.
Hoy en día, tan solo algunos juegos, las aplicaciones gráficas con gran demanda de RAM y algunos programas específicos (como Matlab) requieren usar 64 bits y, como ya hemos comentado anteriormente, hay veces en las que 32 bits ofrecen mejores resultados que 64 bits.
En el mundo de las distribuciones, es raro encontrar un desarrollo que solo se ofrezca compilado en 64 bits. A día de hoy, pensar en ofrecer ediciones de 32 bits para poder aprovechar hardware antiguo es cada vez menos relevante ya que los PCs con más de 10 años de antigüedad tienen una relación rendimiento/consumo (eficiencia) nefasta incluyendo el hecho de que hoy se venden placas por menos de 100€ con un consumo pírrico que multiplican el rendimiento de los PCs de hace una década.
No obstante, las compilaciones de 32 bits siguen siendo importantes en entornos con hardware relativamente reciente pero limitado, enfocados a tareas cotidianas (principalmente ofimática) donde los programas compilados para 64 bits no aportarían nada especialmente interesante y sí supondrían un consumo de recursos apreciable.
La cuestión en este asunto es antigua: ¿merece la pena continuar dedicando esfuerzos a dar un soporte prioritario a las compilaciones de 32 bits, o la masa de usuarios se ha vuelto marginal y hay que invertir esos recursos en ofrecer soporte a arquitecturas de uso mayoritario?
Según los chicos de Fedora, parece que ha llegado el momento de empezar a dejar de lado a las compilaciones de 32 bits ya que la inmensa mayoría de usuarios tienen el hardware para poder usar una edición de 64 bits y los fallos en la antigua arquitectura acaba afectando al ciclo de lanzamiento de toda la distro.
Este debate se abre a raíz de un fallo en el arranque de Fedora 23 para i686 que produjo el bloqueo del lanzamiento de la edición de 64 bits cuando esta funcionaba sin problemas, haciendo que sus usuarios sufrieran una espera inútil.
Un desarrollador de Fedora ha escrito en la lista de correo de la distribución diciendo que durante la última semana hemos tratado con un fallo del kernel que impedía a las máquinas i686 arrancar. […] En febrero enviamos un correo electrónico remarcando que el equipo encargado del kernel no iba a seguir tratando los fallos para i686 como una prioridad. […] Que i686 no pueda bloquear el lanzamiento de nueva versiones, encajaría con la realidad. Ninguna edición de Fedora está interesada por i686.
De esa forma, se seguiría dando soporte a los 32 bits pero los tiempos manejados sería más laxos que con los 64 bits por lo que su uso estaría recomendado sólo en caso de necesidad (hardware antiguo, binarios legacy, etc).
Vía Phoronix.