Linux ha sido tradicionalmente un sistema operativo especialmente maltratado por Adobe en cuanto al soporte para Flash se refiere, pero parece que ahora, en los últimos días de vida del plugin, la compañía ha decidido dar un giro desconcertante a su política.
La última versión de Flash Player para Linux es la 11, que vió la luz hace más de 5 años. Eso quiere decir que desde hace 5 años, los usuarios de Linux no han tenido las nuevas funciones que se han ido añadiendo versión tras versión a los usuarios de Windows y Mac. Durante este tiempo sólo se han ofrecido parches de seguridad.
En la actualidad, es rara la ocasión en la que es necesario este complemento. La inmensa mayoría de sitios que ofrecen contenido multimedia se han pasado a HTML5, un estándar abierto que soportan todos los navegadores actuales.
Por otra parte, el plugin de Adobe se ha convertido en un software muy controvertido en los últimos tiempos debido a sus flagrantes fallos de seguridad que han hecho que sea necesaria una actualización cada pocas semanas. Estos fallos han ido asociados a un alarmante aviso por parte de los navegadores cuando se detectaba una versión vulnerable.
Esto ha provocado que los principales navegadores web hayan decidido bloquear gradualmente por defecto el uso de Flash Player, por lo que cada vez será más tedioso consultar ese contenido. O lo que es lo mismo, se trata de un complemento con un pie en la tumba, a la espera que los últimos servicios que todavía lo necesiten se dignen a migrar.
Las razones de esta extraña decisión no se conocen. Sólo se sabe que Flash Player 24 para Linux viene sin soporte para aceleración 3D por hardware y sin soporte para reproducir contenido protegido por DRM. Es posible que se trate tan solo de una forma de simplificar la aplicación de parches de seguridad ya que estos son constantes y debe haber diferencias importantes en el código de aquella versión de hace un lustro y la actual.
Vía Ghacks.