Vivimos en un momento en el que se podría pensar que la era del PC está llegando a su fin pero la realidad es muy diferente.
Que los teléfonos inteligentes y las tabletas ha desplazado al PC en muchas tareas es un hecho, pero el ordenador personal está lejos de morir. Aunque sus ventas han bajado en los últimos años, no todas las razones se centran en la aparición de dispositivos sustitutivos. El hecho de que los ordenadores portátiles de menos de 700€ no hayan mejorado sus prestaciones sustancialmente en los últimos 4 o 5 años, hace que los usuarios no estén renovando sus máquinas con la misma frecuencia que antes.
Según parece, los ordenadores de menos de 300€ han aumentado sus ventas cerca de un 20% en el primer cuarto de 2016 (datos de EEUU) mientras que el segmento de los 300-700€ se ha vendido un casi 20% menos. Las razones de que los portátiles de gama económica se vendan bien son obvias: a día de hoy ofrecen un rendimiento decente para la mayoría de tareas, tienen unos acabados bonitos, disponen de una gran duración de su batería y, naturalmente, son muy baratos.
Pero ¿por qué las ventas de los portátiles de gama media se han hundido en los últimos tiempos? Si comparamos las prestaciones de los ordenadores vendidos hace unos cuatro o cinco años y los actuales, podemos ver que las características se han mantenido prácticamente invariables de forma que el principal cambio radica en disponer de un un Core i3 o i5 de una generación actual. Con un cambio tan insignificante, no es de extrañar que los usuarios estén aguantando con sus viejas máquinas.
De esa forma, al final nos encontramos con que los PCs portátiles de gama media-baja de hoy todavía montan discos mecánicos, tienen pantallas con una calidad de imagen que deja mucho que desear (y más si se compara con las pantallas con una densidad de pixels mucho más elevada de otros dispositivos portátiles) y no ofrecen un procesador sustancialmente mejor.
Vía Laptopmag.