En la comunidad Linux es habitual aprovechar el potencial del software libre para dar una segunda vida a un ordenador viejo. De hecho existen una gran cantidad de distribuciones ligeras pensadas para tal propósito. Pero hay personas que sencillamente no ve tal posibilidad.
En muchas ocasiones, nos encontramos con PCs que han dejado de ser útiles para alguna tarea concreta o sencillamente están acumulando polvo porque hemos adquirido algo mejor. Pero siempre hay alguna aplicación para la cual se puede sacar jugo al hardware más veterano como montar un servidor, un HTPC, un ordenador para navegar o una máquina para usar una suite ofimática entre otras muchas posibilidades.
En FOSS Force han publicado una entrada en la que se relata una experiencia completamente contraria a esta filosofía del reciclaje promovida por multitud de distribuciones Linux. En él, Ken Starks explica cuál es el objetivo de su organización sin ánimo de lucro, un texto que puede servir para concienciar a muchas personas de la importancia del reciclaje de ordenadores y cómo una máquina que para nosotros puede ser completamente inútil, para otros puede ser una herramienta de trabajo muy valiosa. A continuación tenéis la traducción:
La Gran masacre de Dell Latitude de 2016
Por Ken Starks.
El corazón de Linux. La historia de una donación que pudo pero no sucedió.
Esa sensación de hundimiento. La sensación que da unos microsegundos después de que alguien se acerque sigilosamente por detrás de ti y te pegue un buen susto. La sensación que te da cuando palpas tu bolsillo trasero y te das cuenta de que la cartera no está ahí. El intestino aflojándose tres segundos después de leer el correo en el que te informan de tu despido inminente. La sensación de que algo ha tenido lugar, que va a afectar tu vida y posiblemente la de otros de la forma más desagradable.
Tuve uno de esos momentos la semana pasada. Por mucho que me digo a mi mismo que no puedo borrar lo sucedido o recuerdo que las jodiendas simplemente ocurren… todavía me fastidia como un dolor de oído recurrente o como un padrastro que induce el impulso de gritar cada vez que se frota con algo. Es la sensación que cae sobre ti cuando descubres que has perdido algo extremadamente importante y no hay forma en el mundo real de revertir esa pérdida.
La mayoría de vosotros ya sabéis que soy fundador y director ejecutivo de Reglue, o por su nombre correcto legal, Recycled Electronics and GNU/Linux Used for Education. Esa es la organización sin ánimo de lucro que el amigo y co-inspirador Don Davis nos dio. La organización que salió de él que nos permitió dar el paso era una organización reconocida de buen ver y que nosotros éramos financieramente incapaces de crear por nosotros mismos. Somos una organización sin ánimo de lucro que arregla ordenadores donados y los da a estudiantes que no se pueden permitir uno. Es el trabajo más gratificante que he hecho nunca y simplemente es justo que mencione que sin el Dr. Davis, Reglue probablemente no habría sucedido nunca.
Llevar a cabo un proyecto como Reglue es intenso. Sin un flujo de caja estable ni hardware no podemos hacer nuestro trabajo. Sois los que estáis en el ámbito de Linux quienes dedicáis mucho de vuestro tiempo al software libre y el código abierto con vuestras donaciones de dinero y hardware, que nos permitís alcanzar el éxito que hemos experimentado desde Febrero de 2005.
A menudo cogemos llamadas de teléfono, correos electrónicos o mensajes de texto preguntando como donar hardware a Reglue. Si es un local en un radio de 50 millas (o 100 millas para las cosas realmente buenas), nos ofrecemos para recogerlo. Si está más lejos y no va a llevar a la bancarrota al donante, damos nuestra dirección de envío.
Sin embargo, a veces la cantidad o el peso del equipamiento donado condiciona el envío debido al coste. Ahí es cuando viene la decisión difícil. ¿El equipamiento es lo suficientemente bueno como para hacer un buen servicio a Reglue? ¿Comprar esta cosa está dentro de nuestras capacidades? Si la respuesta es sí, empezamos a trazar una forma de llegar a él ya sea alquilando un camión o aceptando que un partidario de Reglue ofrezca hacer el viaje en su camión o vehículo. Encontraremos la forma de llegar incluso si supone una gran cantidad de tiempo para llegar a… digamos Indiana.
Menciono Indiana porque una vez hice un viaje al estado indianés en el monstruo de tres cuartos de tonelada de Ford para un buen amigo de Reglue (antes cuando éramos conocidos como HeliOS Project), quien ofreció llevarme para coger la carga. Esas docenas de ordenadores y monitores sirvieron a nuestra organización durante meses.
Me recordaron ese viaje hace poco cuando me notificaron que otro viejo amigo había dejado su trabajo en Indiana y había regresado a Austin para aceptar un trabajo mucho mejor pagado. Conocía a este tipo desde hacía años y mientras él no ha tenido un rol activo en el apoyo a Reglue, a menudo ha prometido que cuando se graduara en la universidad y empezara a ganar un buen dinero, nos ayudaría en nuestro esfuerzo.
En su llamada de «vamos a vernos y a ponernos al día» mencionó que casi había sido capaz de hacerlo antes de dejar el medio-oeste para regresar a sudeste de Texas.
«Sí», dijo. «Tenía 25 portátiles que me iba a traer del trabajo. Los iban a reciclar así que eran míos para hacer lo que quisiera con ellos.. Pero después de mirarlos, vi que eran demasiado viejos y que serían una carga más que una ayuda. Saqué los discos duros y trituré el resto».
Asentí de acuerdo. Hace no mucho, alguien «intentando ayudar» nos dejó veintitantos portátiles Pentium III con nueve monitores CRT de 21 pulgadas junto a cableado obsoleto y más basura. Dejaron las cosas en la puerta de atrás de la tienda mientra estábamos cerrados con una nota que decía: «Espero que podáis usarlos». Ningún nombre, ninguna organización y si tener que cargar con esta basura no era suficiente, la mayoría de los portátiles estaban rotos así como siete monitores.
Así que le agradecí a mi colega su consideración.
«Acabamos de comprar Lenovos y Chromebooks nuevos así que esos viejos Dell Latitude eran un peso muerto» dijo y se rió. «Todavía usaban Vista Bussiness. Me imagino la cara que habrías puesto cuando hubieras abierto las cajas al ver esos dinasaurios».
Estaba cogiendo aire para continuar cuando le paré.
«¿Dell 6500s? Has triturado 25 Dell Latitude E6500s? ¿En qué narices estabas pensando?
Esperó unos segundos intentando calibrar mi tono. Resulta difícil cuando está escuchando a alguien hablando a través de una electrolaringe.
«Macho, ¿te haces una idea de lo que podríamos haber hecho con eso?»
Pasaron 5 largos segundos antes de que respondiera. «¿Estás de coña, verdad? Le vas a dar a esos niños esa basura? ¿Qué narices esperas que hagan con eso?»
«¿Basura? Son portátiles de calidad empresarial y están pensados para duras muchos años. Tengo una buena cantidad de alumnos universitarios usándolos así como quizás una docena de otros chicos en el instituto. Tío, la mayoría son Core 2 Duo. Podrían haber…»
Ahí me cortó. «Ken, los estudiantes de hoy día necesitan al menos máquinas con un Core i5 y 8Gb de RAM. No les estás ayudando para nada dándoles basura como los Dells que he tirado. Voy a tener que reconsiderar seriamente mis donaciones a tu organización».
Con eso colgó. Introducir sensación de hundimiento mencionaba más arriba.
Cuando pienso en mi colega, tengo en cuenta que creció entre algodones. Su primer coche fue un regalo de navidad, un Lexus SUV aparcado en la puerta del garaje. No solo nació con una cuchara de plata, su familia tenía la fábrica que las fabricaba. Pero en general me he pasado buena parte de la semana pensando en cuan lejos de la realidad tiene que estar alguien para destruir portátiles como los E6500s.
Claro que eran pesados. Seguramente estarían mejor como un reemplazo de escritorio que como portátiles. Comparado con el Samsung de 14 pulgadas del grosor del papel que di a principios de mes, el E6500 es un instrumento desafilado. Un instrumento desafilado con una CPU llamativa y un puerto HDMI. ¿He dicho que la menor cantidad de memoria en esos portátiles triturados era de 6Gb? Ni siquiera se molestó en sacarle la memoria. Estoy seguro de que alguien en la compañía que los hubiera triturado, les habría sacado la memoria RAM, sin mencionar los chips y las unidades DVD. Sé que yo lo habría hecho.
Así que aquí estoy, sentado en presencia de algunas de las personas más inteligentes que he conocido en cuando a tecnología. Algunos de vosotros sois extremadamente pudientes, otros como yo, vivimos con un sueldo por invalidez luchando todos los meses. La mayoría de vosotros os encontráis confortablemente en el medio. Tú estás criando a tu familia, promocionando en la empresa o todavía estás en el colegio intentando averiguar que quieres hacer con tu vida.
Decidas lo que decidas, recuerda que alguien, en algún lugar, te va a mirar en algún momento para pedirte ayuda y eso que consideras basura podría ser algo de gran importancia y con gran valor para aquellos que están buscando ayuda. Coge el teléfono y pregunta.
Una conversación de dos minutos podría influir en la vida de una sola persona de una forma profunda o podría influir en muchas personas de la misma forma profunda. En el tiempo que puedes mantener la respiración cómodamente, puedes cambiar el mundo incierto de alguien en un lugar con esperanza. Dos minutos.
Que tu estómago nunca se revuelva.
El artículo original escrito por Ken Starks, se puede leer en el blog de FOSS Force.
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