O para ser más exactos, sube el precio de las obleas de silicio sacadas del crecimiento cristalino de polisilicio dopado.
Por si fuera poco el aumento de precios por un mal ajuste de la oferta y la demanda de ciertos componentes, ahora resulta que el precio de la materia prima de toda la electrónica actual también está aumentando.
Llevamos ya unos cuantos años con una tendencia en la que ciertos componentes aumentan su precio y ya no vuelven a bajar. Pasó con las inundaciones de Tailandia de 2011, que acabaron con buena parte de la producción de los motores para discos duros. Desde entonces el ámbito del almacenamiento ya no ha vuelto a ser lo que era y los precios se han quedado estancados a pesar de que las capacidades siguen aumentando.
Por estas fechas se cumplen ya 6 años de aquello y sin ser demasiado ingenuo se podría decir que ha dado tiempo a que la infraestructura se recupere. Pero en este tiempo y teniendo en cuenta una inflación no demasiado galopante, vemos que el precio en discos de 1Tb es prácticamente el mismo. Si nos vamos a discos de 2Tb, el precio no solo no ha bajado ligeramente sino que se mantiene intacto.
Por otra parte, los fabricantes de RAM y flash, a sabiendas de que la demanda se mantiene (y mantendrá) fuerte gracias a los teléfonos móviles, han decidido no aumentar la producción lo suficiente como para mantener precios altos. Y por último, las criptomonedas han hecho lo propio con las tarjetas gráficas con un supuesto miedo por parte de los fabricantes a aumentar la producción porque el tema sea pasajero.
Tradicionalmente el precio y las prestaciones de los ordenadores han ido evolucionando de forma inversa el uno de la otra. Los desajustes de la oferta/demanda con el consiguiente aumento de precios es algo que ha ocurrido desde siempre por cortos periodos. Pero está claro que hay algo que ha cambiado.
Que el coste de las obleas de silicio esté subiendo también es una muy mala señal, porque con ellas sube el coste de fabricación de todos los componentes. Según parece su precio ha aumentado un 20% en el último año en obleas de 300mm y lo peor es que se tiene previsto aumentar el precio otro 20% el año que viene.
Como pasa con las memorias, los fabricantes tienen previsto un aumento de la producción en 2019, pero no demasiado para no desplomar los precios. Y es que ¿para qué arriesgarse a aumentar la producción si se puede mantener intacta manteniendo los beneficios? La cuestión es que esto tendría sentido si no fuera porque nos encontramos ante el componente en microelectrónica tecnológicamente menos avanzado y con menos barreras de entrada. ¿Qué pasa con la competencia? ¿Cómo puede ser que fábricas situadas en Alemania y Japón (con la mano de obra más cara del mundo) puedan permitirse hacer esta jugada?
La respuesta más simplona e inmediata es que el crecimiento de la economía mundial (y por tanto del consumo), está superando las previsiones. Podría ser que realmente la situación económica de la última década y posterior expansión hayan desbaratado los planes en cuanto a inversiones de fábricas se refiere. Si es así, es cuestión de un tiempo que todo vuelva a la normalidad.
Pero como dijo aquel, «la esperanza es la quintaesencia del engaño humano» y da la sensación de que los discos duros sentaron un mal precedente y ahora el resto quiere hacer lo mismo. Y con esto nos adentraríamos en una nueva era en la que los componentes informáticos ya no serán cada vez más baratos sino que la evolución de sus precios irán ligados a la inflación como sucede con el resto de bienes y servicios.
Sólo queda esperar aunque para cierto hardware, la espera ya se ha hecho demasiado larga como para prever un cambio de tendencia próximamente. ¿Se habrá acabado la fiesta?
Vía etnews.