Hace unas horas se ha anunciado Wine 2.0, la segunda versión mayor de esta colección de bibliotecas y APIs que permiten ejecutar programas de Windows en Linux.
Wine (Wine Is Not an Emulator), no es un emulador sino la implementación libre de todo lo necesario para que funcionen los programas de Windows en sistemas Unix-like. No virtualiza nada ni ejecuta código propietario. Tan solo se encarga de ofrecer los recursos para que el software compilado para Windows se ejecute de forma nativa en Linux.
Debido a la falta de documentación y, por supuesto, de código procedente de Microsoft, la inmensa mayoría del trabajo se realiza mediante ingeniería inversa, lo que supone que los programas ejecutado sobre Wine no se comportan exactamente de la misma forma que los ejecutados directamente en Windows. A pesar de ello, la herramienta lleva años ofreciendo funciones bastante avanzadas y hasta que Valve irrumpió en Linux, era la única forma de usar juegos actuales y comerciales en Linux.
Uno de los caballos de batalla del equipo de desarrollo y uno de los mayores usos que se le da a Wine es poder usar la suite ofimática de Microsoft sin tener que recurrir a particiones ni máquinas virtuales. Desde la primera versión era posible instalar y ejecutar los distintos programas que componen Microsoft Office 2010. Desde ahora será posible usar hasta la versión 2013.
Wine 2.0 viene con 6600 cambios lo incluye, además del soporte para Office 2013, mejoras en su implementación de Direct3D añadiendo nuevas funciones de DirectX 10 y 11, mejoras en la interfaz gráfica, soporte para Gstreamer 1.0, mejoras en redes, numerosos cambios en los programas incluidos de serie como el editor de registro y mucho más.
Se puede consultar una lista completa de cambios en el anuncio de Wine 2.0.