La consola es ese espacio en el que se puede realizar todas las operaciones avanzadas para las cuales, o bien las interfaces gráficas no ofrecen todas las posibilidades o sencillamente resulta más rápido y fácil tecleando las instrucciones adecuadas.

Se trata de la parte más árida de Linux y es el principal miedo para cualquiera que quiere migrar desde otro sistema más amigable. La consola es algo con lo que inevitablemente nos vamos a topar tarde o temprano si somos usuarios de Linux.

Prácticamente todas las consolas virtuales incluidas en los entornos de escritorio ofrecen un aspecto similar y las diferencias se limitan a usar un fondo de un color determinado o a incluir cierta transparencia en la ventana.

Powerline es un tema conocido por los usuarios del editor de textos Vim y alguien ha trasladado la idea a la consola. Este esquema visual funciona en Bash, ZSH y Fish y a parte de dar un aspecto completamente diferente, hace lo siguiente:
· Muestra detalles importante cuando se usa git.
· Produce un cambio de color si el anterior comando ha salido con algún error.
· Si estás en un directorio muy largo, se simplifica la ruta mostrada.

Existen varios temas en los que básicamente se almacenan los valores de los colores empleados. La configuración se realiza modificando archivos .py y se usan códigos de color ANSI.

A parte de la estética, resulta especialmente útil en el control de versiones ya que permite ver el estado del repositorio mostrando la rama y en el caso de que haya diferencias entre la rama local y la remota, indica si hay que sincronizar desde el servidor remoto a la máquina local o viceversa.

Si quieres saber más sobre cómo tener una consola con estilo Powerline, puedes visitar la página de GitHub del proyecto. Ahí encontrarás el código fuente y las instrucciones para instalar el esquema visual.